Desde antes que la propuesta de matrimonio sucediera, Ángela ya tenía claro qué tipo de vestido quería, “sencillo y elegante, muy princesa”, dice ella. Y como era de imaginarse, la pedida de mano pasó en París, Francia, en un lugar mágico: Disney. Daniel, que es piloto, la llevó volando hasta el país europeo para llegar a Epcot al restaurante Monsieur Paul. Todo estaba preparado. Bueno, casi todo. Y es que los detalles últimos como la reserva y el postre que tenía en su interior el anillo, el novio los estaba preparando desde su celular, que Ángela revisaba para comunicarse con su familia del otro lado del mundo.
Entre preocupado y nervioso, Daniel vio llegar el anillo en un domo de chocolate con la frase “¿te quieres casar conmigo?” en francés. Se tranquilizó aunque en realidad, no sabía hablar francés. Mientras diluviaba, un show de luces pasaba al frente de ellos y el restaurante se conmovió tanto con la pareja, que otros asistentes les regalaron una botella de champaña.